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Francisco, El Viajero (Novela) (página 2)




Enviado por Mauricio Uribe



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14

Mariela duerme en desnudez, nunca había olido
hembra y nunca habré de oler. ¡Ella!, sólo
ella… Hoy es once de septiembre del dos mil uno, dos
aviones tripulados por asesinos rompen la continuidad del tiempo,
Alfredo Vera se destapa los sesos con una pistola en la Parque
Matucana, una mochila, un yogurt, una leche descremada, habremos
de ignorar por siempre sí, nuestro suicida supo de los
criminales atentados terroristas protagonizados por seguidores de
Mahoma; ¡No sabemos absolutamente nada!, ya que, Uribe
está loco y es mi compañero de celda en el
manicomio.

— ¿Quién eres…?

— ¡Alfredo!, ¡vive…!

Me desperté contemplando a la muchacha más
hermosa del mundo, bellísimas curvas, "senos" de amapola,
"caderas" de tigresa; de Vitacura es mi novia, espero que en este
amanecer logre perder la virginidad… Nunca
habré de perderla… Una danzarina de honestidad se
mantiene pura hasta el altar… ¡Ella es de clase
acomodada y, en Vitacura, se habrá de casar cuando, a
Chile, volvamos en diez años
más…!

¡Chile!, país de cántaros
azules…

Me desperté temblando, había soñado
con Dios.

—¿Qué sucede, Francisco?, me has
amado, me has tocado y la luna, ¿la luna?,
¡está lloviendo!, ¿en qué mes
estamos?, ¿septiembre?, ¿día?,
¿doce?, ah, ¿no?, ¿once?, ¿once de
septiembre?, qué fea fecha, yo recuerdo
que…

Las bombas en el Palacio Presidencial… Esto
lo veíamos por televisión, todos los once de
septiembre… Yo no tengo partido político pero, me
agrada la gente de izquierda, yo amo la danza y mis padres son de
centro o ¿de derecha?, lo ignoro, me escapé de casa
y, en Santiago de Chile, ahora, se está recordando el
bombardeo al Palacio de la Moneda en donde murió
Allende… ¡Once de septiembre
del…!

¿En qué década estamos, Francisco?,
he tenido un sueño hermoso, soñé que me
casaba de blanco y virgen… ¡Eres un goloso!, me has
besado todo el cuerpo, eres un…

—¿Qué edad tienes realmente?
—pregunto yo— ¿Unos veinte?

—Dieciséis, eso tengo.

La realidad es invasiva, yo no me atormento, ahora que
estoy encerrado en estas celdas para "loco" pero, allá en
Mollendo fui feliz.

"—Te voy a describir a mi Condesa… Sensible
al arte, danzarina, rostro redondo como una estatua y bella de
cuerpo, ojos cafés, yo le amé con intensidad,
nuestro noviazgo duró diez años pero, nunca hubo,
¡tú!, ¡tú ya sabes!, fue un amor de
diez años puro… sin "sexo…"

—¿"Sexo…"? Yo he tenido novias
pero, ahora me marcho a mi casa… No quiero hablar con este
"loco" que me cuenta historias extrañas, estoy paralizado
escuchando pero sólo han pasado unos segundo, está
con camisa de fuerza, yo estoy marchándome, no
estaré con este "loco", más de tres
segundos… ¿Qué nombre tendrá…?
¡Ha muerto Alfredo y estoy
aterrado…!"

La Condesa me desnudó ya que yo dormí con
calzoncillos. No quiero contar, quiero mantener en secreto lo
que, entre ambos sucedió pero fue mi primera
vez.

La intensidad, la versatilidad de sus manos, la
agonía del ser, el simbolismo del amar, el atardecer y el
amanecer, la alegría de los dedos femeninos, el
éxtasis de Dios, la sabiduría del anochecer, las
estrellas que no titilan y el ámbar de Cristo, la sutileza
del contorno femenino, la veracidad del istmo religioso y la
caducidad de Perú, ¡tantas cosas!, ¡tantos
sentimientos!, ¡dos horas en estado de shock! Un impulso
instantáneo y el fervor de los pueblos.

—Es mi primera vez —dijo Mariela
Ruiz—, jamás había sentido esto, huele
rico… ¿Qué es…?

Yo no tuve palabras para expresar todo el dolor del
mundo.

—¡"Semen…"!

Mariela lloró de emoción.

No hubo palabras entre ambos, hubo silencio.

Mollendo: Nuestra Condesa es silente de pensamiento;
sin embargo, es tigresa, es cazadora… Cómo
explicarlo… No ha tenido novio… Francisco es su
primer hombre; pero, "penetración" no ha habido; se
mantiene virgen pero ya sabe lo que es el amor.

¡Chilenita!, en mi vientre, en
Mollendo…

—Eres duro…

—Es que, soy casto —dije.

—Eres muy hermoso, ¿te quieres casar
conmigo?

—Sí —dije
automáticamente.

—Cuando tenga treinta, quiero convertirme en
bailarina profesional.

—¿Quieres estudiar en la
universidad?

—Sí, pero mis padres me lo prohíben,
quieren que estudie abogacía, me agradan las leyes pero no
estudiar, me agrada besar tus labios y danzar para ti.
¿Quieres que dancemos…?

—La habitación es muy
pequeña.

—No importa, nos abrazamos, así cómo
estamos, desnudos.

—¡Bueno!, ¡bueno…!

Bailar fue bello, bailar entre las paredes de una
habitación saturada de recuerdos, de signos de otros
viajeros, de extranjeros y de peruanos en búsqueda de
"comida".

Mi Condena me dio un beso en el cuello, el aroma de su
saliva me sobreexcito; pero siempre me impidió lo que
más he deseado en la vida: "la cópula". Estoy ahora
en este once de septiembre del 2001 conversando con un interno
que, marchándose, se ha detenido por un instante. Ni
siquiera sé quién es y estoy contándole la
historia. "¿Uribe?"; Me agrada conversar.

—¿Me amas? —Mariela Ruiz habla con
sinceridad.

—Yo estoy en éxtasis escuchando tus
palabras.

Vivo desde ayer pensando en el mañana de tu
amor.

Yo deseo amar en intensidad pero, no te
atreves…

No quiero ser padre aún pero quiero
amar.

Yo te amo intensamente, a pesar de las
heridas…

Amar significa entregarse y danzar.

Amar es para mí tu espectro de
luz

¡Eres dulzura!, ¡eres femenina!,
¡eres fulgor!

¡Mariela!, ¿te quieres casar
conmigo…?

—Sí, quiero…

Yo era Tazanüenia[10]en
cada maravilla de besar los "senos" de Mariela, era perfecta
nuestra unión; Sin embargo, el defecto de la no
penetración fue colmando mi espíritu de irrealidad,
de pronto observé ángeles, miles de ángeles
por doquier. Ángeles obreros, ángeles conductores
de tren, ángeles custodios. Observaba la realidad y me
deslizaba entre las apariencias de una Condesa de Vitacura.
¡Ella!, menuda, danzarina, pidiendo limosna en las esquinas
de Mollendo.

Vivir es traumático, tengo tres segundo para
contar ¡mi historia!; pero, yo estoy absorto contemplando a
¿Uribe? ¡Me mira y calla!

Saüenar[11]de
funhazeha[12]y
güewza[13]en nuestra amistad. Yo no
desmayaba, acarreaba con mi lustrín y, en el puerto, con
los barcos en barlovento, lustraba las botas de los pescadores
artesanales.

—Chilenito —me llamaban—, y me daban
un obsequio, un pescado, dos pescados, tres pescados. En una
cocinería cercana, los freíamos y felices
éramos. Mi Condesa ganaba dinero para el alquiler y yo
ganaba sustento para nuestros estómagos. Los padres de
Mariela Ruiz le buscaban intensamente pero por Chile.
¿Secuestro?, ¿asesinato? Le buscaron por diez
años hasta que le hallaron. Nada sé de ella, no
hubo éxtasis para mí, pudo darme hijos pero, yo
estoy "loco", yo no sé lo que tengo, recuerdo que en
Colombia los militares me secuestraron y a Mariela intentaron
violar, tuvimos suerte, dos ángeles vestidos de
túnica cegaron a un destacamento de militares, los
ángeles nos observaron y, murmurando, nos dieron
cátedra de realismo histórico religioso:

—Id por el mundo, y contad vuestra
historia…

La temperatura corporal aumenta en la medida de que
¡mi Mariela! se desviste, en "bragas" y pollera, yo en ropa
interior, le beso el cuello, ella me besa las mejillas, me trepo,
pero no consumamos el "sexo", nos invertimos y nos besamos pero,
yo no acabo en ella, ya que, este modo de "sexo" es impropio para
la mujer. Tengo que avisar, mi Condesa es una "dama".

—Ya…

Ella pone su manito izquierda, cubriendo su rostro y con
su manito derecha culmina mi querencia. Ella en mí
sí puede y yo lo deseo, pero yo soy casto, ya que, de
penetrar, aún no he podido, Mariela Ruiz desea llegar
virgen al matrimonio. Estudió en colegio de monjas y
particular de alto costo y de alto rendimiento.

No quiero preguntar nada, "¿hasta qué
curso de secundaria habrá llegado?" Me admiro de mi
corazón que, bombeando súbitamente, es hilarante,
deseo conversar con Mariela, pero mi Condesa duerme
perfectamente. Yo me admiro, ¡duerme!, en una pieza
minúscula con un colchón destartalado y
sábanas que nosotros mismos lavamos y una frazada. Dormir
es perfecto, dormir es continuidad del pensamiento, dormir no me
confunde, dormir es ritual de bienestar de todos los sentidos,
dormir pero, ¡yo no puedo dormir!, estoy
excitadísimo, me cubro con las sábanas y,
descendiendo por el cuerpo de mi Condesa, hurgo allí hasta
que, durmiendo, no puede no culminar en orgasmos extraordinarios,
cuatro de la madrugada, tengo deseos de estudiar pero no tengo
libros, tendré que levantarme temprano y lustras zapatos
en el puerto de Mollendo.

Mariela no ha despertado. Su instinto es
atroz.

Estoy delirando y, ¡tengo un sueño!,
¿qué es lo que sucede? ¡Un ángel!, que
será encarcelado, ¡un ángel que me succiona
el pubis!, ¡un ángel que enloquece!, y, como un
esquizofrénico, cree que alimentándose, sus venas
se habrán de hinchar; Sólo se alimenta de
sandías…

¡Estoy soñando!, ¡estoy
soñando…!

La vida es ardua en la "sexualidad", yo tuve
problemas psiquiátricos y mi siquiatra abusó de
mí; me obligó a practicarle "sexo oral", estoy
turbada, pero esto, ¡esto que estoy soñando!, es un
secreto, nadie habrá de saberlo…

Estoy enamorada de Francisco, pero…
¡quiero casarme de blanco!

De pronto una nube me impresiona, me excito y
exclamo: "¡Viva Dios…!"

Mollendo: Yo tengo importancia, el Callao es capital
marina, yo exporto productos andinos de la región; del
lago Titicaca llegan muchas artesanías y bolivianos
queridos, ¡hermanos!, ¡hermanos en odiosidad a
Chile!, "Todos somos hermanos", digo yo, pero yo soy Mollendo.
Lana de alpaca, arroz, algodón y cereales, manufacturas,
harina, aceite de pescado, cuero y textiles. También
lustrabotas y danzarinas aristócratas… Yo vivo
feliz, estoy en conversaciones con Arequipa…
¿Aló?

Arequipa: ¡Mollendo!,
decidme…

Mollendo: Hay un chileno que lustra botas y una
Condesa de Vitacura, vos podéis darle cobijo ¿si
desean marchar con vos?

Arequipa: ¿Marchar?, ¿vendrán
caminando?

Mollendo: Yo creo que en tren.

Arequipa: Sabed que, aquí, a los chilenos les
odian pero… yo acepto, les daré
cobijo.

Mollendo: Gracias…

Arequipa fue destruido en 1868 por un devastador
terremoto.

—Yo nacía en 1968. Y me llamo
Uribe.

Arequipa contiene la respiración y
calla.

Mariela Ruiz es bellísima, es martes y hemos
vivido ya varios meses en Mollendo, la vida es peligrosa en
tierra extranjera, vivir es peligroso, casi siempre Mariela danza
y después yo lustro y cuando voy al muelle, Mariela me
acompaña, de cuando en cuando, hacemos lo contrario. Ella
danza en una esquina y yo voy por pescados. Tenemos que hacerlo,
buscábamos alimentos y sustento para nuestras vidas, ya
que ambos éramos jóvenes pero, Mariela, una
adolescente. Esta en serios problemas. Éramos extranjeros
en un país que odia a los chilenos.

No tuvimos mayores problemas; En Mollendo conocí
el amor.

—CONDESA —Mollendo habla, piel blanquecina,
Mollendo es un sueño.

—¿Me hablas, Francisco?

—No.

Yo me exacerbo pensando en mis ¿"genitales"?,
¿en la danza?, ¿en mis padres? Revivido mucho,
ahora tengo novio, pero dudo, no quiero ¡"sexo"!, en
plenitud, sólo caricias.

Yo…

—Condesa…

Mariela interviene.

—Mi apellido es Ruiz y me llamo Mariela.
¿Ya no me recuerdas?, llevamos meses viviendo junto, vamos
a cumplir un año.

Mariela era tozuda, ella no contemplaba el tiempo, menos
yo, que estudié pedagogía. La vida era terquedad,
la vida era no consumir en una época de sobre consumo, la
vida era destituirnos al tiempo que, Mariela, me contemplaba con
aquellos maravillosos ojillos de aristócrata chilena
viviendo de la danza en un puerto de Mollendo. Yo desconozco el
gentilicio, para mí eran peruanos que yo lustraba sus
botas y sus raídos zapatos, la vida era continuidad pero,
¿meses?, eso sí que era equívoco,
sólo llevábamos días.

Mariela gesticula, Ruiz es un apellido importante en
España, Mariela curva su pequeña nariz, contiene la
respiración, sus pulmones de danzarina y la fuerza que
exhalan, es de una mujer tozuda, Mariela ya no es casta pero es
virgen, ¿qué contradicción?,
¿no?

¡Le amo…!

—Para mí eres una Condesa —mi boca
esputó con lentitud de babosa la palabra
"Condesa".

—¡No soy Condesa!, ¡soy
chilena!

La besé intensamente en la cabellera.

—¡No me beses!, ¡no me
beses!

Estaba aturdido.

—¿Me amas?

—Sí, te amo, pero no me llames Condesa,
¿de acuerdo?

Me rehúse y continué
motejándola.

Yo soy río de amor en éxtasis y en cada
boca del mar: la penumbra del amor es recordar en estos tres
instantes de segundo a Mariela Ruiz en el esplendor de la luna,
en la intrascendencia de lo telúrico de Mollendo y sus
contornos marinos del Pacífico. Yo era un
anüaén[14]y me sofocaba esta
manera de perpetrar crímenes en su interioridad feminidad,
yo le amaba y le desnudaba pero nunca (lo juro), nunca me
permitió la penetración.

Yo era un lustrabotas y feliz era, pero, mi
profesión aún no concluía, me habría
de convertir en profesor de primaria, poco me faltaba.

En Mollendo, conocí el amor de pareja, yo era
delgadísimo y vivía de las monedas que la gente de
Mollendo me daba por lustrar zapatos. Poco. Pero, al fin y al
cabo, dinero para comer. Dinero para pagar el alquiler. Ya no
podía dormir en la calle, tenía novia.

Mi Condesa era tozuda; sin embargo: yo le amaba, yo le
imploraba satisfacción de manera adecuada en la
devastación de las flores. Qué hermoso poema,
"¿no te parece?"

—Mariela, hoy es nuestro aniversario, llevamos un
día de noviazgo, ¿qué deseas de obsequio?,
te podría dar un anillo, también un crucifijo, yo
no soy muy religioso pero, creo en los ángeles, un
camionero me trajo hasta…

—¿No eres religioso? —me
interrumpió Mariela.

—No.

—Yo tampoco.

—Yo soy de izquierda.

—Yo también.

La veracidad del tiempo es hundirnos en la veracidad del
cosmos, yo no creo en Dios pero; "Tú brillas de manera
inusitada; ¿Eres un ángel?"

La vastedad del tiempo es científica, quiero
continuar mis estudios.

Mariela hablaba con sencillez pero, de rostro y de
cuerpo, una aristócrata chilena, a los lejos se le notaba.
Yo, un "roto" del barrio de Recoleta, pero, de la periferia, de
la pobreza.

Continuando con el monólogo:

—¿Es nuestra primera noche?, ¿no?
—dijo Mariela— Yo soy virgen, no sé, tú
me agradaste al instante, algo raro tienes, ¿eres
chileno?, ¿no es cierto?, ¿yo te amo intensamente?,
pero, yo no te seré fiel… ¡No!, ¡no!,
estoy bromeando, tranquilo, te seré absolutamente fiel,
pero, ¡tranquilo!, es mi primera noche con un hombre;
puedes besarme, puedes tocarme, pero no puedes intimar, no quiero
quedar embarazada… ¿Quieres casarte conmigo? Cuando
volvamos a Chile, hablaremos con mi padre. Quiero viajar pero,
¡nada de ¡"sexo"!, sólo caricias, ¿de
acuerdo?, yo te estimo… ¡no!, ¡no!, qué
estoy hablando, yo te amo intensamente; y ahora estoy desnuda, y
anoche… ¡anoche dejé que me besarás,
intenté resistir, pero eres demasiado sexy, no eres bello,
algo de ti, qué sé yo, apenas tengo edad para sacar
dinero de un banco, sólo sé que te amo y que quiero
casarme casta, yo no sé si soy casta, pero, tu "cosita" no
entrará en mi "cosita", ¿te parece? Yo estoy
tranquila, si tienes ganas, te acaricio, pero el cabello, estoy
avergonzada, es mi primera madrugada…

—No es de madrugada, es de mañana
—intervengo.

—Un día es poco, ¿no?

—Sí —digo—, pero el tiempo no
existe, yo también era casto, yo te lo dije, tú
eres extraordinariamente bella, y tus padres no me
aceptarán, ¿son profesionales?

—Mi padre es abogado y gana mucho dinero y mi
madre es matrona, tiene su propia…

—¿Abogado? —intervengo.

—Sí… ¡Pienso lo mismo!,
tenemos que vivir la vida a concho, no me permitirán
casarme con un profesor de primaria, pero, ¿no has
terminado?

—No, todavía no.

—Tienes que terminar para que me pagues los
estudios de danza moderna, quiero ser profesora de danza, me
agradan los niños pero no quedar embarazada, soy muy
joven.

—No te aflijas, yo no intento violarte.

—¿No lo harás?

—No.

—Entonces puedes besarme.

—¿Cuándo?

—Ahora. ¿No quieres?

—Sí, sí quiero.

La extensión de la carne es luz.

Tocan a la puerta. Mollendo se presenta en
persona.

—Estamos ocupados —murmuró Mariela,
frustrada porque el "acto" no había concluido.

—Soy Mollendo, les vengo a advertir, habrá
redada, tienen que escapar.

—¿Adónde?

—A Arequipa, pero a pie…

Caminando

HAY QUE escapar, nuestras cosas en una mochila comprada
en Vitacura y mi lustrín, sin pagar la cuenta y sin
bañarnos, es aterrador, los peruanos son racistas pero no
su gente que apoya el arte de una danzarina aristócrata
nacida en Vitacura, los chilenos son racista, no odian a los
peruanos, les mantienen trabajos indecorosos para que no ingresen
en nuestro territorio, bombas antipersonales, soldados que
asesinan; En Perú hay terremotos siderales y su cultura es
bellísima pero su política corrupta.

Hay que escapar, vulnerar las barricadas de los
policías de emigración, hemos perdido la
noción del tiempo, hoy es nuestro noveno mes, es un parto,
¡escapar!, ¡marcharnos!, son conversaciones de
adolescente, yo no soy adolescente, estamos en el dos mil uno, en
septiembre, un once, hay barricadas en Santiago de Chile y en
Nueva York la destrucción es total. Hay un individuo que
me mira, no está en camisa de fuerza ya, estuvo durmiendo
durante semanas, no le han dado de alta, quiero saber su nombre
pero no habla, sólo indica su apellido: "Uribe", son tres
segundo, en que yo narrado mi vida de diez años en el
extranjero. Yo era sano pero en Colombia comprendí que, la
fragilidad del cerebro es tremenda. Me golpearon duro, me
mutilaron la razón, logré estabilizarme, pero, en
Chile, en casa de mi madre, sin Mariela Ruiz, enloquecí.
Ella ahora, ¡yo no sé!, ¡ella!, habrá
dromedado su vida y habrá pedido perdón a sus
ricachones padres, culminará la secundaria en la noche y
de madrugada dormirá pensando en Madrid. Eso creo yo, que
aún me ama después de una década de vidas
reunidas. Estoy sufriendo, hay dos aviones qué estallan,
estoy observando la televisión, Uribe llora
desconsoladamente, tiene un teléfono celular en sus
manos:

—Alfredo se ha quietado la vida en el Parque
Matucana.

Uribe llora, Uribe está desconsolado.

Mollendo es un personaje, un ebrio. Nos permitió
vivir nueve meses de la pesca y de la danza. Le
describiré. De bue jeans, camisa café anaranjado,
altísimo, delgado, lamentablemente bipolar, la verdad es
que no es ebrio, es enfermo mental, de un escobazo mató a
su madre, su padre era rumano, pero es nacido en Mollendo, pero
su nombre no es Mollendo, su apellido es…

Arequipa: ¡Vengan a mí!, caminando por
la sequedad, beban agua, diviértanse, duerman al
descampado… ¡Mollendo!, has matado a tu madre pero
eres sano de mente… ¡Mollendo!, te reconstruyes a ti
mismo en un despertar de bienestar en el que, la "locura" es
nuestro desastre como países aislados los unos de los
otros… Hay que vivir en comunidad, fortalecer los lazos
comerciales y amarnos en la vastedad de la veracidad de las
culturas autóctonas. ¡Incas!, ¡mapuches!,
¡peruanos!, ¡chilenos!, hermanos
todos…

Esta es mi decisión:
¡venid…!

Primera Semana: Nos quitábamos la ropa y al
descampado…

Segunda Semana: Hambre de carne y de arroz.

Tercera Semana: La plenitud "sexual" y sed de
vino.

Quinta Semana: Sangramiento de las venas.

Sexta Semana: Un ángel nos observa.

Séptima Semana: Hemos llegado a
destino.

Arequipa y su Iglesia, que, de una belleza
estremecedora, estilo arquitectónico arequipeño,
barroco, triunfante absoluta del siglo XVIII. Con estructuras
macizas profundamente decoradas, yo estoy observando, y estoy
atónito. Decoraciones florales y geométricas,
combinándose; también hay un claustro de las mismas
características. Nos dedicamos a mendigar, yo a lustrar
zapatos y Mariela a danzar. Pudimos sobrevivir, hallamos un
asilo, pagando el mínimo, una cama diminuta en donde
dormir y en donde conocernos animalmente. Yo amo a Mariela
todavía, hoy, once de septiembre del dos mil uno,
¡le amo!, pero, ¿y ella?, ¿me
amará…? Unas campanas tremendas en la Iglesia de
una vastedad como si Dios realmente existieran y los
ángeles nos brindaran apoyo emocional. ¡Dos
campanas!, ¡dos columnas de color piedra! Bella Iglesia de
nuestra Compañía de Jesús.

Un olor a piedra hay en los ojos de Mariela.

—¿Me amas? —la pregunta es bastante
sorpresiva.

—No puedo responder ahora, hay que buscar
alojamiento.

—¿Me amas?, ¡dime!, te
pregunto.

—Con todo mi espíritu.

—Entonces, ¿crees en Dios?

—No.

—Yo de niña sí
creía.

—Yo también.

Era tan bello amar, era sencillamente cauteloso en el
aspecto de los sentidos. Yo amaba pero no a Dios, ya que le
desconocía.

¡Mi Condesa era
nauaza[15]

La solidez de las emociones se vinculaba con el existir,
con la cotidianidad, con la sensatez de la formas que, no
comulgan con Dios, pero que, en todo sentido, le pertenecen a
Dios. Yo era ateo pero mi ateísmo procedía de
mi…
juwaüaén[16]

La firmeza de mis pensamientos era singular, en mi mente
no había abismos, habías sensorialidad: Mariela era
demasiado hermosa, y, de su belleza, el mundo no culminaba, el
mundo era su danza. Yo le estimaba y le profesaba amor en
idolatría. Confieso haberme enamorado perdidamente,
confieso que, en Arequipa nos trataron muy mal, la gente no, pero
los policías, sí. Nos detuvieron. Estuvimos en la
cárcel. Ella nunca quiso contar la experiencia, pero, fue
traumática. Yo… yo podría contar pero, tengo
que lustrar zapatos en Arequipa; la de los terremotos
siderales.

—"¿Uribe?

El hombre no responde a mis
súplicas…"

Estuve encarcelado, llegaron al albergue, nos
encerramos, tomé un palo de béisbol y lo
encajé en una cama camarote pero no en el hierro sino en
el colchón, mucho pánico, mucha fuerza, los
policías no pudieron conmigo pero Mariela lloró
intensamente, abría la puerta y a patadas fui arrastrado
hasta un carro policial. Me llevaron un hospital, tocaron mi
vientre, yo creo que eran palpaciones por supuestas drogas
ilícitas, más tarde me llevaron a una celda y
estuve delirando con el terror, no dormí en toda la
noche.

Me llevaron a un centro de detención. Preguntaron
sobre internación de cocaína.

—¡Son culpables! —indicó un
abogado.

Mariela temblaba de ira.

—¡Son culpables!

El juez se apiadó y nos dio la
libertad.

—Podrán continuar trabajando pero no en
Arequipa.

Nos marchamos del Perú,
tristes…

Boca de
Ocre

EIRUNEPÉ: Muy cercar estuvo Mariela y
Francisco. Soy un río…

Bañarse, el calor es sofocante, compramos un
boleto de tren y durante meses caminamos hasta cruzar la frontera
y llegar hasta Brasil. Las gentes cambian, literalmente, otro
idioma, otra cultura. Me sentí tranquilo; Y Mariela, como
permitiendo la "sexualidad"; de este modo, me
sentí.

—Llevamos mucho tiempo junto, ya no tenemos
zapatos, tenemos que comprar. Unas zapatillas, supongo; comer
raíces es bueno, ya no eres Condesa, eres mi
cónyuge, ¿Cuándo nos casaremos por la
Iglesia?, estoy creyendo ahora en Dios; Si me aceptas, yo
seré tuyo, absolutamente tuyo. La vida tiene sus matices,
yo busco amar con intensidad, busco escanciar el vino que hay en
mi alma y busco la sabiduría del Amazonas, caminaremos
hasta Colombia y viviremos en América la vida de la
antigüedad, ¡vivir!, en toda la sabiduría del
existir; yo deseo vivir, deseo paz, deseo fortaleza. Yo estoy
conversando contigo; sin embargo tu…

—Dime —intervino Mariela.

—Yo quiero casarme contigo.

—Casémonos ahora mismo pero, no quiero
consumar el "amor…", hasta estar en Santiago de Chile; Y
que mis padres nos respeten. ¿Te
parece…?

He pensado tanto y hay tanta sabiduría en
mí. Yo vivo la vida de manera totalitaria, yo deseo
"sensorialidad" absoluta; ¡el "himen" intacto!, yo deseo
perpetrar "amor" y que este amor conlleve a no tener hijos;
podemos protegernos, hay variadas maneras; inusitadas maneras.
Podríamos beber licor prehispánico para evitar el
embarazo o tomar pastillas anticonceptivas; tengo un poco de
dinero; ir al médico; Andamos con una mochila y en
Arequipa yo junté dinero y compramos una carpa; estamos en
Brasil y en Brasil quiero consumar el amor; ¡Sí!;
Brasil, siempre quise amar en Amazonía… ¡Yo
amo!, ¡yo amo…!

—En Amazonía, la vida es
distinta.

—¿Sabes algo de la
Amazonía…?

—No podremos lustrar zapatos.

—¿Quieres casarte conmigo?
—preguntó Mariela.

—Sí.

—¡Ven!, ¡sácate la ropa! Y
casémonos…

Estuvimos acariciándonos durante toda la
noche.

—He amado, sin embargo —mi vida fue
cruenta— yo, yo estoy en ti, desearía amar
intensamente pero Mollendo me duele, nos maltrataron las
autoridades pero la gente actuó bien, yo lustraba zapatos
y tú danzabas, vivíamos bien pero, en Arequipa nos
apresaron y nos expulsaron del Perú, ¿no hay
amistad entre los pueblos acaso? La vida continúa, la vida
es versátil, la vida es simbolismo, la vida eres
tú.

Mariela curvaba la expresión: su nariz
respingada, de intensa mirada, bajo una lluvia tropical. La voz
de Ruiz era de "paisana" de Vitacura y su aspecto de
aristócrata chilena. La continuidad de sus pensamientos
era inverosímil para mí, descubrir el sentido del
cosmos era contemplar a Mariela en un monólogo de
áspera pasión:

—Yo estoy agradecida de tus palabras, estoy
satisfecha de tus emociones, tú también eres mi
vida, pero, hay que esperar, estamos desnudos, pero hay que
esperar, no tener miedo de amarnos pero, el "sexo" como adultos
debe de esperar, casarnos primero por la Iglesia, quiero que mis
padres te conozcan, ¡casarnos!, quiero casarme por el civil
y convertirme en la mujer de Francisco. Yo seré feliz,
¿serás tú feliz?

—Sí —dije, emocionado.

Me concentré en la lluvia, el calor era
sofocante.

—Yo, yo, yo estoy dispuesto a esperar hasta que
regresemos a Chile…

—¿Esperarás por mí?
—intervino Mariela.

—Por supuesto. Esperar para un "lustrabotas" es
esencial.

Mariela besó mis mejillas y, durmiéndose,
fue feliz.

Tuve que cerrar los ojos, la lluvia no cesaba, la lluvia
duró semanas. En la carpa, nos acurrucamos, había
arroz y le cocinamos con sardinas en tarro, estábamos bien
aprovisionados; En la Amazonía, no se inundan las carpas,
estábamos a resguardo de inundaciones, mucho árbol,
¡selvas inextricables! No habíamos llegado al
corazón del Amazonas, el contacto con los "salvajes" era
estupendo, muy "civilizados". ¿Salvajes?, ah, yo no
comprendo al hombre blanco. En Amazonía hallé
amor.

La virtud de amar es simbólica: la lluvia nos
despertó. Pudimos comprender que, nuestra carpa, era
nuestra salvación. Vivir en carpa y no hacinados, la carpa
era espaciosa, dormíamos acurrucados, con sacos de dormir,
"mochileros" en busca del nuestro destino. Vivir en
armonía con la naturaleza, vivir esmeradamente. La lluvia
era tan cálida, que, una idea loquísima me
impresionó en cerebro, hablé:

—Salgamos desnudos y mojémonos.

—Desnudos no, pero en ropa interior
sí.

La vida tiene su carencia, y su afán. Yo, en
desnudez, en Brasil, Mariela, en sostén y "cuadros",
cantando la Canción Nacional de Chile, perdidos en la
lejanía, besándonos bajo la lluvia. Mariela me
amó intensamente, danzó para mí.
Inventó un baile y le tituló: "Francisco". Esta
coreografía fue danzada en Madrid, en Francia, en
Berlín y en Roma. "¡Francisco!"

Yo vivía la plenitud del éxtasis,
vivía el esplendor de los elementos, vivía en
sintonía con el mar; ¡Vivir para mí fue
hermoso!, intentaré describir la danza:

Mariela gira en tres instantes de segundo, la
sensación es de abismo, ¿caerá?, un giro en
el aire, tres movimientos del tobillo izquierdo. De "caderas"
permanentes, movilizándose a izquierda, en suavidad. Las
manos sobre su nuca, con el vientre seductor, tres minutos de
danza, para culminar en un alarido:

—¡Francisco…!

Recibíamos limosnas en Madrid y ofensas
también:

—¡Malditos "sudacas"!, ¡vuelvan a su
país…!

LA VIRTUD de amar es simbolismo, la veracidad de la
danza es tenuidad, yo estaba conforme, vivía en
tranquilidad; después de danzar, entramos en la carpa, nos
secamos, y, abrazándonos, fuimos una sola carne pero sin
"penetración", ardía yo de deseos, pero, Mariela me
había advertido:

—¡No intentes…!

Amándonos/en/parodia/yo/fui/un/árbol/sin/cúspide.
La veracidad de la costumbres era
haezüwa[17]en éxtasis. Las
conexiones eran perfectas. Besé absolutamente todo el
cuerpo de Mariela pero yo tuve que contenerme. Mariela
expiró:

—Tengo hambre.

Reí autómatamente (ya que un amante es
"binario").

—Hay que preparar comida.

—Hay arroz.

—¿Habrá gas en la
cocinilla?

—Sí, sí, hay gas.

Cociné un estupendo desayuno. La danza es tenaz y
Mariela Ruiz era perfecta, dieciséis años en
bendita consagración con la naturaleza.
¡Consagración!, ¡efectos de amor!,
¡continuidad de los afectos! Yo amaba, yo contenía
la respiración al tiempo que, Mariela me acariciaba hasta
el éxtasis.

—¿No has acabado?

—No.

—¡Ven!

El arroz se preparaba y ardía
yo…

¡Arder!,

¡Simbolismo!,

¡Deseo!,

¡Felicidad de Mariela!,

¡Corporeidad!,

¡Ilusión de Amor!,

¡Fertilidad!,

¡Cosmos!,

¡Fragilidad del Viento!,

¡Sensación de Estío!,

¡Mariela es mi amor…!

Hay virtud en todo ámbito. Una persona muy
extraña se nos acerca, es ¿un ángel?, ahora
que estoy contigo, tengo certeza: ¡era un
ángel!

Altísimo, nos habló en portugués
pero sospeché instintivamente que suponía nuestro
idioma chileno. Mariela se vistió rápidamente, yo
también, le invitamos a comer. No era lugareño,
tenía unos intensos ojos esmeraldas y el cabello muy
corto. Las ropas eran túnicas y, como llovía
intensamente, supusimos que estaba húmeda pero no, estaba
completamente seco. Mariela también se
sorprendió.

—No tengáis miedo… Soy un
ángel… Pedro 3:1 Asimismo vosotras, mujeres, estad
sujetas a vuestros maridos; para que también los que no
creen a la Palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de
sus esposas…

Me sentí poseído.

—¿Tienes hambre?

—No… Marchad por el camino del bien y
no permitid que, el martirio de la carne, estropee vuestras
vidas… ¡Creed en Dios! Juntad las manos para
bendeciros… ¡Vosotros sois
puros…!

El ángel se marchó.

—¿Qué nombre tienes?
—gritó Mariela.

No hubo respuesta porque nadie había.

Recordé al camionero y a este
¿lugareño? No había respuestas, tampoco
preguntas. Un ángel nos había visitados.

¿Ateos?

Yo me he comportado mal, yo era creyente,
¿una Biblia?, esta persona nos ha obsequiado una
¿Biblia? Tomo el libro entre mis manos. ¡Sí!,
es una Biblia; pero quema… ¡Arden mis manos! La
Biblia desaparece al instante. Francisco no se ha dado cuenta, yo
estoy pensando, estoy…

"—Colosenses 3:1 Si, pues, habéis
resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde
está Cristo sentado a la diestra de
Dios…

El ángel murmuró sin que, Mariela ni yo,
nos diéramos cuenta. El ángel era de fuego y de una
tenaz expresión. El ángel ascendió al Reino
de Dios, al tiempo, que la lluvia y la luz del sol se
difuminaban. Durante semanas había llovido pero…
¡oh, espanto de Dios!, yo era ateo y ahora
era…

—Génesis 7:3 También de las aves
de los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva
la especie sobre la faz de la tierra…"

—Ya no quiero ser atea…

—Yo tampoco.

—No quiero que me toques… Mientras no
estemos casados, no, ¿te parece?

Un nudo en la garganta.

—¿Sin tocarnos?

—¡Era un ángel!, estamos
pecando…

—Podríamos casarnos entonces.

—Quiero conocer Madrid…
¡Casémonos en Chile…!

El grito de Mariela me conmovió.

—¿Serás feliz?

—Sí, no quiero más.

—¿Quieres terminar conmigo?

—No, no, te amo —dijo Mariela—,
pero…

Su mente divagó:

Yo soy tierna de edad, soy joven, busco el amor pero
soy inmadura… Ahora creo en Dios plenamente, me
mantendré casta, ¡soy virgen al menos!, ¡hemos
pecado!, pero, ¿Dios nos perdonará?, hay que
arrodillarse y pedir clemencia…

—Padre, creo en ti… ¡Padre!,
ayúdame a vivir.

Yo también me arrodillé.

—Mariela, ¿te quieres casar
conmigo?

—Sí, pero por la Iglesia.

—Yo también.

—Me acostumbro a vivir contigo —dijo
Mariela—, ya no me verás más desnuda ni yo a
ti. Ahora creo en Dios firmemente. No quiero quedar embarazada,
yo te amo, nos podemos besar pero sin tocarnos, seremos puros.
¡Yo creo que era un ángel!, ¿estaremos
destinados para algo superior? Yo creo que sí, la vida
tiene sus matices, el "sexo" es bello, pero en matrimonio, quiero
casarme, pero, todavía no, primero conozcamos Europa,
regresemos a Chile y…

Mariela habló durante diez minutos.

…—El "sexo" es importante, sí, muy
importante…

La virtud de amar es bellísima: nos indisponemos
con Dios pero Dios nos da oportunidades. Lo estético tiene
valor en la dimensión ética, la veracidad tiene
libertad en el matrimonio, yo no pude consumar este designio, ya
que Mariela, al regresar a Santiago de Chile, me abandonó,
yo enfermé y todo concluyó. Yo ignoro el "paradero"
de Mariela. ¿Dará clases de danza?
¿Habrá vuelto con sus padres? Mariela tiene
veintiséis años, diez años vivimos juntos
sin tocarnos, sólo besándonos. Éramos
caminantes de un mundo hostil.

Amazonas

NOS AMÁBAMOS, nos conteníamos en un
instante de segundo, observándonos. Escondidos en la selva
con interminables lluvias con nuestros sacos de dormir y nuestra
carpa impermeable, la humedad era saturante, ¡los
árboles!, yo no puedo describir tanta belleza. Yo cazaba y
Mariela Ruiz recolectaba frutos silvestres. Vivíamos en
comunión con la naturaleza. Nadie habitaba la vastedad de
la selva, los bañábamos en las orillas del
río ya que las aguas son tremendamente caudalosas.
Había temor en nuestros rostros; ¡tuve que
acostumbrarme a la castidad!; pero, pude lograrlo. La
síntesis de amor y de misticismo fue absoluta.

—Mariela, ¿habrá tranquilidad para
nosotros, que, de una ciudad congestionada somos? Tú
¿vivías en Vitacura?, ¿no es verdad?
Vitacura es bella, con mansiones, con árboles floridos,
con "nanas", Mercedes-Benz, con vida pacífica, con padres
profesionales de alto nivel, con millonarios…
¡Mariela!, ¿tus padres son ricos? Esta pregunta no
te la he hecho, ya que tengo temor… Yo provengo de
Recoleta, ya tú sabes, provengo de un barrio
periférico, no hay árboles, las casas son de madera
o de ladrillo y enrejadas completamente ya que la delincuencia es
atroz… Aquí todo es distinto, no hay mansiones ni
casas pobres, hay floresta, peces, animales, frutos, ¿eres
feliz ahora?, ¿quieres casarte conmigo?, yo quiero
terminar pedagogía y más tarde estudiar
psicología; Sin embargo: en este río hay
"extrañeza" para mí, vivo en la "irrealidad", vivo
sorteando sacrificios y tus furtivos besos son estigmas como si,
existiera Dios realmente, y me quemara los ojos, ¡yo!, ante
su presencia; ¡Yo me estoy quemado ya que estoy amando a
Dios por intermedio de esta naturaleza! ¿Me
crees?

Mariela se cubría el "busto", primorosamente,
encendía una hoguera; y yo, identificándome con las
llamaradas, no comprendía la nostalgia de Mariela por la
civilización; Y sus pies finísimos danzando en
Mollendo o en Arequipa: la hoguera no culminaba en el "busto"
semidesnudo de Mariela, las llamaradas de fuego me
permitían integrarme al "sostén" diminuto que,
raído, Mariela encubría sus maravillosos "pezones"
que yo, cada anochecer besaba en mi imaginación. No
tendríamos más contacto "sexual" pero, divagaba mi
mente en la medida que las hogueras de Amazonía me
contemplaban en el abismo de la inquietante sonrisa de
Mariela.

—Mis padres son millonarios.

Yo contenía mi
znawua[18]en
hawzün[19]perfectamente como Atila
incorporándome a la vocecilla de mi ex amante que, ahora,
conversaba monologando pero sin exclamar voz humana; más
bien, sus manos se concentraban en preparar pescado asado con un
palo puntiagudo que, con esmero, yo había
zwühe[20]en/desolación/de/la/festividad/de/la/comida.
Yo me contenía en
güán[21]

—Yo vivía en una mansión que, a mi
padre abogado, le costó un millón de dólares
hace muchos años atrás. Mi padre también
tiene restaurantes. Mi casa tiene una escalara majestuosa y un
patio interior con plantas bellísimas, tengo portón
eléctrico y una cocina atendida por mi "nana". Yo
marché a Arequipa intentando dedicarme a la danza; Mi
padre no me la prohíbe pero…

Mariela no concibe la realidad.

Yo he tenido siempre deseos de huir…
¡pero!, ¿huir de qué? Mis padres me aman y yo
amo a mi padre… Son ¿obreros?, son
¿millonarios? ¿Es factible la realidad? Ellos son
¿riquísimos? ¿Son? Concebir la vida es arduo
para una adolescente; Sin embargo: yo ya no soy una adolescente;
Mi experiencia es demasiado vital. He hallado a Francisco y
Francisco me acompaña emocionalmente; Francisco es mi
contrapunto, yo le amo intensamente pero, ¡nunca me
atrevería a perder el "himen" sin matrimonio; al menor por
el civil!; ¡Mis padres me matan! Yo vivo esperando un
milagro, tengo problemas, es cierto, un psiquiatra me
violó…

¡No quiero pensar!,
¡no…!

—Yo soy muy pobre —digo con lentas pero
lentas lágrimas de horror.

"—Nada hablas tú, estás
¿moribundo? Yo estoy con ¿camisa de fuerza?
Enloquecí en Colombia pero, a Madrid fui…
¿Conoces Francia? Yo estuve en Berlín y
conocía al Papa en Roma… ¡Háblame!,
estoy mirando mi cronómetros, ¿te marchas?,
sólo me has dado tres ¿segundos?,
¡sólo tres segundos…! ¡Uribe!,
¡puto…! ¡Te sacan encadenado del
manicomio!"

Yo divago, yo comulgo…

—No me agrada ser pobre —mi mente es
ruda—, ¡los pobres no pueden estudiar! La vida es
dura, ¡dame de comer que tengo hambre!

Festín

"¿ES BRUTO?, ¿es frágil?,
¿está desnudo…? ¡Francisco!,
¿me observas? Hay una luz tenue, ¿tenemos
lamparilla?, ¿no hay?, ¡no hay!,
¿qué…? ¡Francisco…! ¡Te
advierto!, un ángeles nos
visitó…

—Necesito "sexo" —me digo a mí
misma…

FRANCISCO: Me observa, tengo deseo también pero
le juramenté… ¿Qué hago?

MOLLENDO: Se observan y, en la belleza de la
castidad, hay amor. Ellos se aman en pureza, ellos viven en
Amazonía, ellos son… Pero han comulgado con un
ángel que le ha pedido valor.

—¡Ángel!, ¿dime?,
¿acaso el amor físico es pecado?

ÁNGEL: No es pecado si no hay
amor…

MOLLENDO: Permitidles ser felices…

ÁNGEL: El Padre lo ha decidido
así…

Río
Amazonas

FHWQU[22]ERA tan bello,
nos despertábamos en la foresta del anochecer y nos
sumergíamos en la vastedad del tiempo, la soledad era
fértil, yo amaba a Mariela Ruiz con ardor de infancia y me
estremecía al calor del hogar; instantes de segundo,
semanas, días, años que no eran tal, la
armonía de la selva del Amazonas era atemporal; rugen los
animales y el salvaje río de las oleadas
imperiales.

—Es de noche.

—Dices tonterías —dijo Mariela
sospechando que Francisco ardía.

—¡Es de noche!

—¡Es de día!

—¡Quiero "sexo"!, ¡Quiero
"sexo"!

Una tibieza me vislumbró dentro de la carpa, nos
sesgaba la razón, nos oprimía el optimismo, llegada
la noche: tres ebrios escupiendo insultos:

¡Odiamos a los chilenos!

Mollendo: ¿Habrá guerra por litigios
de mar? ¿No somos hermanos acaso? ¿Qué
sucede con los peruanos? ¿Qué sucede con la patria
americana?, ¿qué sucede con Dios?

A las orillas del Amazonas, en tranquilidad
vivíamos.

"—Aquí está este atorrante
—dijo Nevado Coropuna, de un metro cincuenta y siete, ex
policía y bizco—.

Nevado Coropuna no pide disculpas a Dios por no amar a
los jóvenes que conversan en la carpa; ¿conversan o
discuten?

—La vida es tranquilidad en estos parajes, la vida
es simbolismo de irrealidad en esta selva de hermanos brasileros,
¡estos son nuestros hermanos!, no como los chilenos;
¡sarnosos e infectos…! La vida es simbolismo,
¡dame un trago!, ¡dame un vaso de vino chileno!,
¡amo a los chilenos cuando estoy ebrio…
¿Quién estará en esta carpa,
extraño al morenito, de ¿Recoleta?, ¿era
chileno pero le amé intensamente?, en el colegio nos
enseñan a odiar? Yo no quiero guerra, quiero
paz…
¡Aló!, ¿quién
vive…?

—¡Nevado Solimana!

—¡Chileno!

—Mariela.

—¡Nevado…! Entren a la
carpa…

La conversación es grata, la vida es dulce, el
amanecer es agradable, la infancia en la Amazonía es
tremenda como nuestro Papa Benedicto que vive en la cloaca de
Roma.

¿Cloaca? ¿Qué estoy pensando?,
¿estoy en un sanatorio?, ¿qué fecha es
hoy?

—Once de septiembre del dos mil once —dijo
un enfermero.

La vida es motivación, la vida se complementa de
vastas maneras, la vida es sagrada, la "homosexualidad" es
aberrante, ¡compréndalos de una vez por todas! y
comer "feca" es demoníaco.

La vida es mansedumbre y salubridad mental, todos
podéis sucumbir al pecado pero el pecado no sucumbe a
Dios; La vida es santa, la vida es pura, la vida es sagrada, la
vida es colmena de videncias que nos intrincan en el atardecer,
la vida es paráfrasis, la vida es síntoma de
elocuencia, la vida nos consagrada a un amanecer de infancia pero
la infancia de cuando en cuando es infecta, hay motivo que
callaré… ¡Tengo tristeza en mi alma!,
¡tanto depravado!, tanto Vicario degenerado!, todos los
dignatarios que juramentaron a Cristo deben de ser decapitados en
el Vaticano; de lo contrario los Papás serán
degollados por Pedro en el infierno y mutilados por
Cristo…

—¡Miren!, es Profeta…

—¿Qué te sucede?

—Me estoy sintiendo mejor…

—¿Qué te sucede?

—No, no sé dónde estoy.

—En el psiquiátrico.

—¿No estoy en Palestina?

—No, estás en Independencia, en Avenida la
Paz.

—¿En el manicomio?

—Recuerdas algo.

—Nada.

—¿Cómo te llamas?

—Francisco.

MOLLENDO: Vivir la vida es vivir en ¡juglares!, la
virtud de la consonancia del abismo divino es vivir en concordia
con Amazonía, vivir es tempestad de los sentidos, vivir es
tranquilidad de la vida, vivir es complementarnos, vivir es
fructificarnos en abundancia, vivir es disfrutar del humanismo,
vivir es contemplar la raíz de la razón, la vida
dificulta la incorporación de la razón de la
existencia, la vida es vivir es abundancia, la vida es virtud, la
vida es sensoriabilidad, la vida es…

—Te amo, Nevado Ampato, la virtud de la amistad
¿no?

—¡Chileno…!

Un metro noventa, un ojo azul, conductor de
tren.

—Mariela, ¿y? —Nevado Ampato habla
amablemente pero con sutil lujuria.

—Ya, ¿qué?

—Y, po"…

—Ya, po", ¿qué…?
—preguntó Mariela.

—¿Ya?

—¿Ya po"?

—Estás hablando como chileno.

—Ya pues… no me funciona…
¿Ya?

—Te voy a echar de la carpa.

—¡Échame! Y hay guerra civil en
España.

—Mi Rey Juan Carlos la evita y corta
cabezas…

—¿Mi Rey?

—Sí, todos los chilenos somos
americanos.

—Yo soy peruano.

—Pero, ustedes son Incas.

—Pero, los Incas son peruanos y yo soy
blanco.

—Ah, sí te estoy bromeando…
¡Dame un abrazo piticiego…!

—Las cosas han cambiado —dijo
Mariela.

La vida es abstracta, la vida es temeraria, la vida no
tiene posibilidades, la vida es cuadricular, la vida es
templanza, la vida es secularizad, la vida es
kfuwa[23]y nostalgia de arrepentimiento,
la vida es atemporalidad, la vida es matrimonio entre la
civilidad, la vida es…

Mollendo: Los ebrios están en paz, Mariela
Ruiz danza de manera erótica, Mariela es mía ya que
yo soy puro, Mariela, te amo y mía serás pero en mi
reino.

Francisco: Goce espiritual, amo a Paul
McCartney, amo a John Coltrane, amo a Miles
Davis.

Mollendo: Mariela se ha embarazado de santidad,
¿podrás bailar?, bailará aún
más, tendrás que descansar dos días ya que
el "sexo" es fatal a cierta edad. Mariela de mi vida te dedico
esta inmaterialidad. ¡Nunca seremos padres!

Mariela…

—¿Dime?

—Quiero "sexo".

—No, quiero danzar y las danzarinas
son…

Mollendo: ¿"Lesbianas"?; el "lesbianismo"
está prohibido por Dios…

La vida es multitud de vida, la vida es continuidad de
las palabras, la vida es multitud de los pueblos:
¡Latinoamérica, salvaos de la
destrucción…!; vosotros podéis ya…
Los recursos naturales son vuestros, no de Europa ni de China ni
de Japón. ¡Canadá al demonio!

—No quiero tener "sexo" —dijo Mariela con
expresión estridente.

—¿El motivo?

No quiero tener hijos.

—Aquí, en la selva, podríamos
vivir.

—Sí, aquí estaremos, pero, en
pureza…

Francisco piensa y reacciona.

—Qué así sea, tú
mandas…

Nevado
Ampato

LA VIDA en la Amazonía es bella, la vida en la
Amazonía es sagrada, la explotación es
satánica, pulmón de Dios, no hay que comer carne de
vacuno de la Amazonía: provoca lepra.

La vida es salvaje allí pero los exploradores
buscan paz. Las ciudades deben de ser jardines, no
mierdal.

—Mariela, disculpa, vivamos
aquí.

—¿Y los peruanos?

—Déjalos, son amigos, pero que vivan a la
intemperie.

—¡Viva Brasil!

—Viva…

—Me agrada el fútbol —dijo
Francisco—, es aritmética, plasticidad,
economía de los sentidos, es habilidad neta del
pensamiento y danza… Viva Pelé, el
maestro…

—No me agrada Pelé…

—¿Eres racista?

—Sí.

—No me acuesto más contigo, ya no somos
novios…

—¿Qué?

—¡No!, ¡no te amo!

—Eres demasiado voluble…

La vida es cambiante, la vida no transa, la vida
es…

Mollendo: Nevado Ampato, conductor de tren, viudo
piensa en su mujer.

Tren de
Humanidad

YO AMO Perú y la liberalidad del norte me agrada,
nada de fascismo en Nueva York. Soy Francisco y amo Perú
pero en Perú no me amaron. Viva Paul, Ringo y Lennon.
¡Viva el jazz!

Estoy fatigado, estoy en el Amazonas, mi danzarina vive
la vida, mi vida es danzar pero yo soy un lustrabotas de
Recoleta. Amo la vida, amo la civilidad pero en el norte me
llaman latino y yo soy hispanoamericano. Soy chileno y estoy en
el Amazonas, que es de Dios.

—¡Danzarina!

—Te amo por llamarme así.

—¿Y nuestros hermanos peruanos?

—Se fueron.

—¿Por qué?

—Tienen un país.

—¿Y nosotros?

—Un mierdal.

—¿Quiero "hacer el amor"?

—Yo también.

—¡Quiero rock!

—¡Quiero jazz!

—No soy negra.

—Pero eres morena.

—Soy multimillonaria.

—¿Sí?

—Amo la danza y eso es todo.

—¿Amar?

—Yo amo danzar —dijo Mariela.

La vida es celestial, la vida es cosmogónica, la
vida no cariz, las latitudes no existen, Dios es dueño de
la tierra, vida Cristo, viva libre Cuba, abajo Castro, abajo el
dictador…

Yo caminaba por la selva, caminaba por
Sudamérica, amo Chile pero es invisible, hay demasiada
pobreza, las gentes trabajan doce horas diarias, hoy martes del
2012.

Estamos en el Amazonas, cantando la festividad de
Dios.

¿Amar? Estoy en el pensamiento de esta
danzarina.

Yo deseo amar en total liberalidad, pero, me
juramenté ser feliz. Soy de Vitacura, pero la riqueza en
Chile está podrida, Satanás vive allí, han
asesinado a miles de personas, Pinochet aún Gobierna y
Patricio Elwin fue traidor a la democracia, la CIA es nazi;
¿o lo fue? Libertad de expresión en
América.

—¿Qué dices,
América?

—Me aceptas.

—Yes… Freedom…

—¿Libertad de
expresión?

—Yes… Abajo el comunismo ateo.
¿Los Incas eran comunistas?

—Sí.

Culmina el pensamiento de Mariela; la
multimillonaria.

Yo pienso en mi Recoleta amada, donde impera el balazo y
el sablazo. Estudien la universidad, estoy soñando con
Camila Vallejo, hay luchas intestinas en mi
país.

—¿Patricio Elwin fascistas?

—No, democratacristiano.

—Te excomulgo…

—¿Salvador Allende cristiano?

—No sé.

—¿Por qué nos derrocaron? Era
nuestra democracia —estos son mis pensamientos mientras
camino por América.

DOS MIL UNO, estoy en el manicomio, las Torres Gemelas
¿destruidas?, ¿quince millones de víctimas?;
¡yo observé en vivo!, ¡Viva América!,
yo te nombro Uribe.

—¿Me amas, América?

—Sí.

—Soy Chile.

—¡Quiero "sexo"! —gritó el
jazz.

—¡Vivan los negros de
América!

—¿Por qué esclavizaron los de
sur?

—Está prohibida la esclavitud en el mundo,
lo digo yo, un simple lustrabotas.

—¿Las Torres Gemelas destruidas?

—¿Alfredo Vera se
suicidó?

—Once de septiembre, golpe de estado. ¡Frei
fascista!, la tierra es de Dios.

—¡Chile y Estados Unidos de América
son hermanos!

La esclavitud yo la he vivido, lustrabotas, soy un
simple espectador, soy "Prisionero", de mi propia pobreza. Viva
Jorge González; pero no eres Lennon.

Estoy observando el Amazonas y su belleza es
fantasmagórica, la vida y su ritualidad, la vida en su
belleza, la vida en su temeridad, la vida en un eclipse, la vida
es parasitaria, si, ¿no amamos a Dios?, ¡Colombia!,
¿hay que destruirla? ¡Gringo!, tengan miedo de
Dios.

Estoy en el Amazonas y necesitó de
café.

—¿Quién se suicidó el once de
septiembre del 2001 en Santiago de Chile?

Coro de Jazz:

—¡Alfredo
Veraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!, mi
brother…

—NEVADO Ampato —un metro noventa,
trigueño, un ojo, con lentes, conductor de tren,
viudo.

—¿Qué deseas, chileno?

—La paz mundial.

—¿Me amas?

—Sí, te amo.

—¡Libertad absoluta para los
negros!

—Libertad total.

—¿Y para los aborígenes del
planeta?

—Todos somos hijos de
Adán…

—¿Quién eres?

—Un lustrabotas…

Nevado Ampato se marcha a su país.

Estoy sólo en el Amazonas, pero, en Colombia me
habrán de asesinar pero ¿resistiré?, el
narcotráfico está prohibido!!!!!!!!

—¡Vamos a Colombia!

—Sí, vamos.

—Mi dentista es colombiano…

—¿Uribe?, ¿qué
piensas?

—Tengo una carea…

—No vayas donde el colombiano.

—No, nada, es gente linda.

—¿Eres de izquierda, Uribe?

—Soy un libre pensador.

—¿Qué haces en el
manicomio?

—Estoy esperando por vos.

—¿Estoy en el Amazonas?

—No, ya no…

Canto de Blues.

—Amo la vida,

Amo a Dios…

¡Salve Dios a América!, proteged el
planeta, nada de matanzas; utilizad las máquinas, los
norteamericanos son sagrados. Pero el idioma de Dios
es…

¡¡Cada nación!!

—¿Qué hablas tú,
Uribe?

—Sólo
castellano

—¿Eres vasco?

—No, soy chileno… Y quiero morir como
chileno pero en Princeton.

—¿Pero si eres un loco
esquizofrénico…?

—¿A ti te golpearon los
narcos?

—Sí, defendiendo a mi
novia.

—A mí me dieron ginsen los
demonios…

—¡Prohibido el ginseng en el
planeta!

—Estamos en el manicomio por las injusticias
de los gringos…

—No, por
Satanás…

—¡Viva América
mierda…!

—¿Dónde estamos, Uribe,
dime?

—En el manicomio.

—¿Qué días es
hoy?

—Once de septiembre del dos mil uno;
conmemoración del incendio y asesinato de
Allende.

—¿Se asesinó?

—Yo creo…

Todos ríen.

Fin del blues…

—¡SEIS HORAS de trabajo en
América?

—En América libertad.

—¿Qué América?

—Sólo América del Norte.

—¿De Dónde eres?

—¿Estás loco? Sí, soy un
lustrabotas y…

—¿Dime? —digo.

—¿Quién eres?

—Un fantasma…

—¿Qué tienes?

—Sólo crisis de
pánico…

—¡Viste en la televisión!

—¡Se acaba el mundo!

—Sí, sí, recemos.

CORO:

Padrenuestro, que estás en los
cielos…

—¡Espera!, otro avión!

—En Nueva York…

—¿Bin Laden?

—CIA, ¿qué haces…? ¡Sin
religión!, los declaro Hijos de Dios…

Once de septiembre del dos mil uno.

—¡Gringo…!

—¡Los bomberos son pagados
allá!

—Sí, son profesionales…

—Aquí no…

—"Dono" este libro a las víctimas del
fascismo mundial.

—Pero, no importa.

—¿Eres escritor?

—Sí. Pero, estoy impactado.

—Viva Chile mierda…

—¿Qué pasa en las calles?

—Todos se están matando…

—¡Aquí en las calles!

—¿Por Allende…?

—Sí…

—¿Allende eras ateo?

—No sé…

—¿De izquierda?

—Sí.

—¡Dios!

—Hay dos once de septiembre en el
mundo…

—Pero este es peor…

—¿Quemaron las Moneda, la piocha de
O"Higgins?

—Sí.

—¿Los gringo supieron?

—No, no nada!!!!; ¿o sí?

—Gringo, fuera de mi patria!!!!!

—Estamos locos, no hables…

MORRIS: Negra, catedrática y académica,
norteamericana, premio Nobel de literatura, piensa:

Yo soy gringa: amo la libertad y quiero "sexo" con
Uribe… ¿lo harías? ¡Yo te lo
"chuparía"! ¿Eres casado? ¡No sé!,
¡soy del mundo…!

—¡Blanco culiao"!, ¿me la quieres
"chupar" de verdad?

—Te lo "chupo" por media hora y después
"sexo anal…" Morris… ¿me
amas?

—Lo jueces hablan de "sexo", está
prohibido; son satánicos; libertad "sexual" total en el
amor… ¿Morris, eres casada?

—Sí.

—Entonces no podemos…

Fin del blues.

—Morris, ¿tu marido es "eyaculador
precoz"?

—Sí.

—No se lo "chupes", muérdeselo por
castigo y el juez que intervenga en la vida marital, queda
excomulgado y yo lo envío al infierno, Yo
Uribe.

—¿Eres chileno?

—Soy americano; pero del
sur…

—¿Patria libre para
América?

—Sí.

—¡¡¡¡¡¡¡¡Viva
Nueva York!!!!!!!!

….

Soy un
Loco

¡¡¡El juez que declaró!!! que
lamer la "vagina" después de estar bien lavada es
penalidad, es un degenerado; lo declara Wojtyla.

—¿Amas a Wojtyla?

—No…

—Te vas al infierno…
¡Ándate…!

….

—MORRIS, ¿ESTÁ loca?

—Sí. ¿Los locos pensamos como
Dios?

—No como Satanás; los escritores somos
sagrados…

—¿Eres poeta?

—Sí, soy poeta…

—¿Eres Hijo de Dios?

—No; Todos somos hijos de Dios…

—¿Crees en Dios?

—No hables tonteras, estamos
locos…

—¿Qué edad tienen,
Morris?

—Cuarenta y cuatro…

—Estamos en el dos mil uno; no
sé…

MORRIS:

¿Amas a Dios?

URIBE: No… Le sigo a Dios hasta la
muerte

MARAMBIO: ¿Soy Amazonas?, ¿soy
África?, ¿un soñador?; ¡soy un
río!

¿Marambio?,
¿África?

DRAMATURGIA: ¡Río de mi
corazón…!

….

ÁNGEL: Los niños se esfuman en la
inextricable selva y viven en armonía; el lustrabotas,
Mariela, de Vitacura, yo les amo; Dios me ha enviado.

Cantan festivamente, los peruanos amigotes beben
alcohol: Nevado Solimana, mentiroso, treinta años, un
metro setenta, pelo blanco, terco y bobalicón, observa la
luna; qué maravilla.

¡Nevado Ampato, conductor de tren!, en silente, y
mutilándose: yo soy chileno a morir, piensa;
pero…

—Amo a Francisco, pero, ¡soy
virgen…!

—¿Virgen? —se cuestiona Nevado
Ampato.

Todos callan.

—Somos felices…

Los salvajes animales de Amazonía quieren
asesinar: las culebras, los bicharracos, la vida misma, se
desarrolla con armonía; ¡nada de intervención
del hombre!; busqué amar y hallé solidaridad en
Nevado Ampato…

MONÓLOGO: ¿Virgen?, está
rebuena… Bellísima, le idolatro,
¡chilena…!

Yo le amaría intensamente, pero, tengo
setenta…

Amar, yo deseo amar pero, el odio en contra del
chileno es ¿universal?, les amo… son gallardos,
pero yo soy Nevado Ampato: ¡tengo que ser peruano!
¡Viva Chile mierda!

O, ¿viva América?; La vida tiene que
vivirse… Yo amo las selvas pero fui pordiosero en El
Perú.

¡Un botellón de vino ardiente…
necesito!

La vida es pluralidad, qué bella es Mariela,
¿mi novia?, qué estoy pensando, tengo setenta
años y soy viudo.

¿Amar?, yo amo la vida y soy peruano;
¡viva El Perú…!

Las quimeras son almendral y la vivencia de vivir es
pluralidad: ¡todos somos hermanos!

Estamos en Amazonía… Qué bella
es la Amazonía…

Yo vivo la vida feliz, vivo eternamente feliz, soy
dichoso de vivir, ¿vivir?, inclemencia de mi
viudez… ¡quiero hembra…!

—Francisco…

—¿Dime?

—No, nada…

¿Virgen?, ¡Dios!, qué belleza de
hembra…

—La vida es sencilla —dijo Nevado
Ampato—, la vida es ¿monótona?

—Un tanto no —dije.

Monólogo: Nevado Ampato ama al Nazareno,
Nevado Ampato ama a "María", Nevado Ampato ama la
vida… Yo soy Nevado Ampato…

MONÓLOGO: Soy Mollendo y vivo feliz en
"Mollendo"; mis amigos… ¿chilenos?; ¿o
franceses?; ¿o chilenos?; yo
describiré…

La "feca pensante"
murió…

—LA VIDA es sensible —dijo Mariela—,
me agrada la danza, me agrada…

—¿Qué? —interrumpo.

—No, nada…

Se esfuma la vida, se esfuma la espina, se esfuma
Vitacura, se esfuma mi Recoleta de los recoletos…
¿amada?

¿La vida es tan bestial?; ¿en qué
década estamos?, ¡en el noventa…!

—Te amo.

—¿Qué?

—Sí…

La danza es imperiosa en Mariela, la vida se fatiga en
la vida misma: la descripción es valiosísima pero
el ¿amor?

—Mariela, ¡te amo…! Yo daría
todo por ti, absolutamente todo, pero, ¡quiero
"sexo"!

Un ángel intervino:

—¿"Sexo…"?

El ángel se esfuma.

—¿Me amas?

—Sí.

PEDRO CRUCIFICADO: El ángel piensa: "Fui en
busca de mi destino; había que destruir Roma; me avisaron;
pero no quise; ayudé al Maestro pero tuve miedo de morir;
me crucificaron y después me comieron los leones estando
vivo; ¡qué mártir!; ¡Viva Dios!, piensa
Pedro.

—¿Jesús…?

—¿Pedro…?

—San Pedro…

—Me amas realmente —dijo.

—Con todo el corazón…

Mariela triunfa al fin.

—Yo también tengo deseos pero no podemos
ya…

—¿Por qué no, si nos
amamos?

—Dios así lo ha decidido…

—¿Dios?

—¿No recuerdas? —dijo
Mariela.

—Sí…

Mariela llora amargamente porque me
amó…

—¿Quién
eres…?

—Uribe…

—¡Qué sucede…!
¡Qué sucede!

—¡Mira esos
aviones…!

En el Amazonía no llueve, hay tormentas
cotidianas, en Amazonía no tiembla pero hay anacondas, oh,
qué espanto del vivir.

Mariela habló:

—Te amo de manera impresionante, pero nada de
"sexo"; menos ahora; Te amo, Francisco —dijo
Mariela.

—Yo sé que me amas, yo te adoro —mi
pensar era arborescente—, te casas conmigo, pero cuando
seas mayor de edad.

—¿Qué?, yo no me quiero
casar.

—Pero, si estamos casados.

—¿Qué te sucede Mariela
Natalia?

—Tengo miedo de quedar embarazada.

PIENSO: Dos mil uno; once de septiembre…
¿Aviones en las Torres
infructuosas…?

¡Sí!; la "feca
ardiente…"

¿Feca?

Creed en Él; no tengáis
miedo…

Mollendo:

Natanael Descripción
Movimiento:

"YO NACÍ casto, piensa Natanael desde el Reino de
Dios; al observar a los "tórtolos". Les observo, les amo,
les contemplo.

A duras penas no lloro al verlos sufrir. Observo
Mollendo y la tristeza me embarga por El Perú; son
nuestros hermanos, ¡los liberamos!; ¡Viva Lima
mierda…!

La metafísica Soy Yo, dijo el Padre, el dolor de
parir gente deshonesta, la vida es vitalidad espiritual, yo amo,
yo estoy en éxtasis permanente, yo morí pero no
importa, en la higuera te vi, Maestro…

La vitalidad es simbología, el ¿Maestro?;
¡María!"

—NEVADO SOLIMANA.

—¿Dime?

—Te amo.

—Ah, "colisón…"

—No me digas "colisón"; no soy
"homosexual", soy terco y peruano a morir.

—Yo no soy peruano pero te amo.

—Yo no, te odio.

—Pero, yo te amo.

—Ah, yo también, pero, no se los digas a
mis padres.

—Ya sé, ya sé,
cuídate.

—¿Cuidarme de qué?

—De las arañas.

En la vastedad del Amazonía la vida es raudal y
peligrosísima, ¡viva Dios!, en la península
ibérica de mi vida, ¿los Españoles somos
hermanos?; ellos sí; otros no. ¿Quién
comprende; el mismo idioma; distintas culturas? Nos dices
"sudacas"; nosotros hermanos, pienso, mientras meditaba en
Amazonía.

—Hay culebras también.

—Ah, no, yo me voy al Perú.

La maravilla de la vida es Nevado Solimana; lo que no me
explico es su cabello blanco si sólo tiene treinta
años.

Me maravilla, es bello, blanquísimo, ojos azules,
y peruano. Me vibra el corazón; yo, un simple
lustrabotas.

—Peruano.

—No me digas peruano.

—¿Por qué?

—No, no sé.

—Chileno.

—No, no me digas chileno.

—Americano.

—Sí, americano sí.

—Eso me agrada.

La habilidad verbal es…

¡Dios!, habita la selva el río Amazonas:
sus aguas calmas pero… ¡la tempestad!

La verbalidad es símbolo, la verbalidad es
anestesia de los sentidos, la verbalidad es sacramental: el
río Amazonas es una vertiente de Dios.

—Yo soy chileno —dije.

—Yo soy peruano.

—¿Y qué piensas de los
norteamericanos?

—No sé…

—Son yanquis.

—No, no son yanquis, son americanos.

—¿Démosle un gentilicio?

—Ya.

—Americanos.

—Sí, me agrada…

Nevado Solimana es verbal, estudió arquitectura
pero en El Perú fue pordiosero, nadie le dio trabajo; o,
¿no habrá? Se mueren de hambre;
¡sálvenlo!

Nevado Solimana es dual.

—Me agrada América.

—¿La del norte?

—No, la del sur.

—¡Somos americanos! —en coro
gritamos—, ¿vamos a Madrid?

—Vamos.

La alegría fue instantánea. Me maravilla
la civilidad, ¿hubo esperanza en mí?, por
cierto…

¡Once de septiembre del dos mil uno!; sólo
tres segundos de narrativa.

Estamos en Amazonía; o,
¿estuvimos?

—Dime…

—No, no, estoy pensando —dije.

—Dime, dime…

—Pero, somos "sudacas".

—No, son nuestros hermanos, cómo nos van a
decir "sudacas".

—Sí, yo lustro botas y tú
cantas.

—Yo no sé cantar, soy arquitecto, voy a
pedir una beca en la Complutense.

—No creo que te acepten.

—Estoy triste, por eso bebo, nada
más.

Lloramos intensamente.

Fwüha[24]y
naza[25]en fluvial amistad y en
vísperas de NavidadEstoy contento,
pensé.

Nevado Solimana es bello.

—Yo amo Chile con sus cumbres, con sus volcanes,
con sus terremotos y maremotos, yo amo Chile, pero, hay tanta
desigualdad social, sé que en El Perú son
más pobres y sé que nos odias, yo no entiendo el
motivo: ¡amistad entre peruanos y argentinos!;
¡amistad americana…! Yo amo a Mariela Natalia Ruiz,
le adoro con el corazón, es virgen, me agrada la
virginidad pero, espiritual… ¿Qué es lo que
sucede, Nevado Solimana?

—Yo los podría casar.

—Ya.

—Soy arquitecto.

—Yo estudio pedagogía… pero, estamos
casados…

—¿Cazados o casados?

—¡Cazados!, fritos como
animales…

—Qué risa me das…

Nevado Solimana se reintegra así mismo en la
perplejidad de su terquedad, su imagen es bellísima; y, su
parir, es simbolismo, su vastedad son sus ojos azules y
su…

—Dime.

—No, nada… No quiero que me digan
"sudaca".

La expresión es vaga, Solimana se detiene en
seco, su expresividad es luna, ha bebido demasiado,
¿qué sucede con El Perú?, eso me preguntaba,
"¡Uribe!, ¿te vas?" Solimana es instintivo, Solimana
piensa de manera pacifista pero, la odiosidad se encarna,
¡Viva El Perú!

Conversamos sobre temas varios, conversar es sutil en el
Amazonas.

Solimana es amor.

Yo soy Mollendo y describo a Natanael:

Yo vivía en soledad, pensaba, mi alma vagaba
y mente también…

"—Jesús, ¿eres el
Mesías?

—Callaos la boca,
traidor…

Jesús era tan tierno, sutil de abismo, le
miré y me "enamoré del Cristo pero yo era de
"María".

En la higuera le vi".

—¡Francisco!, ¡te odio!

—¿Qué?

—Oh, qué dije… ¿Yo le amo
o le odio?, ¿quiero ser penetrada o…? No sé,
no sé, tiene el "sexo gigante" y me da miedo embarazarme,
mis padres me matan. Soy testigo de la fe, soy amor en feminidad,
¡abismo!, ¡confianza en Dios!, soy Mariela Natalia
Ruiz… ¿Le amo?, ¡pero es un roto…! Oh,
no, pero si es Francisco, me hizo suya pero… Cómo
me chupó la… ¿"vagina"?, ¡me hizo
suya!, ¡me hizo suya!, qué feliz
soy…

—¿Me odias?

—No, te amo, te idolatro.

—¿Qué te sucede?, te encuentro
extraña, no era tu sueño conocer
América…

—Sí, sí —interrumpe
Mariela—, ¡te odio…!, es la "caca
ardiente…, es la caca ardiente".

Mariela cae en éxtasis y desmaya.

¿Caca Ardiente…? Qué raro, pero
si Mariela me ama…

¿Caca Ardiente, qué es eso?;
¡maldad!, ¡maldad!, ¡asesinato!,
¡"maricones" de mierda!, ¡Argentina podrida de
"maricones"!; ¡Viva Borges!, ¡viva
Cortázar!

—¿Me amas?

—Sí, sí, ahora sí…
¿qué dije?

—No sé…
¡Maldad…!

Rondo
Finale

—ME EXCITA Mariela, piensa la "Mierda
Ardiente".

NATALIA RUIZ duda de sí, dudar es de
¿bien?, ¿amar?, ¿vivir?,
¿solidarizar?, yo amo a Francisco pero… tengo malos
pensamientos, ¡amarle!

En la letanía del bosque amazónico hay
"feca" de maldad, ¿el universo será exterminado?;
¡María!; el guerrero…

¡Amar es Dios!

Ruiz mastica hierbas, camina rumoreando, danzando, entre
los árboles, entre la vegetación, entre la vida
misma: Mariela ama a Francisco pero teme a Dios. Mariela, la
bella, Mariela, la sensible. Ella será madre
Virgen.

¡Mariealaaaaaaaaaaaa!

—Árboles, yo amo las raíces y amo a
Francisco; le amo encarnizadamente pero… tengo malos
pensamiento; ¡quiero ser virgen hasta los treinta y dar a
luz madre Virgen!; ¡Yes!; Amo América;
¿Estados Unidos?, demasiado narcotráfico en
¿México?, amo Colombia, amo el
trópico… La vida es vivir, la vida es sencillez, la
vida es ¿dual?, soy bailarina y ¿pecadora?,
¡no!, ¡no!, la vida es sinceridad, la vida es
similitud, la vida es desangrarse pero amo a Francisco, pero
nunca seré de él…

La liturgia de los bosques, la liturgia del
"Paraíso" terrestre, esto es el Amazonas: la belleza del
existir, la belleza del amar, la belleza del ¿parir?, yo
amo a Francisco…

Se disloca la vida entre los árboles, se disloca
la paz entre las raíces: desaparece el cosmos
y…

¡Viva Francisco…!

Mollendo habló.

Me
Describo

Mollendo

SOY UN ¿puerto?, ¿soy El Perú?,
¿soy la vida?, ¿soy narrador omnisciente?,
¡soy Perú…!

Amar ¿Chile?, ¡de ningún modo!,
le odiamos, ¡viva El Perú…!

Mollendo soy yo… El puerto más bello
del Perú… ¡Mollendo soy
yo…!

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14
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